Un pastor enseñaba sobre el adulterio y comente: «Para Dios la intención del corazón es tan grave como la acción misma, por eso Cristo dijo: ‘Cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adultero con ella en su corazón.’” Riéndose burlonamente contesto: “Ay hermana, usted no conoce la Biblia.” Pero era el quien no la conocía y en su ignorancia, tal vez codiciaba a otras mujeres, sin advertir la gravedad de su pecado…
“Si una persona pecare, o hiciere alguna de todas aquellas cosas que por mandamiento de Jehová no se han de hacer, aun sin hacerlo a sabiendas, es culpable, y llevará su pecado. Traerá, pues, al sacerdote para expiación, según tú lo estimes, un carnero sin defecto de los rebaños; y el sacerdote le hará expiación por el yerro que cometió por ignorancia, y será perdonado.”
Nuestro pecado es como una plaga siempre presente en nosotros, que contamina todo lo que tocamos. En Levítico, aun quien pecaba por ignorancia era considerado culpable. No hay termino que nos defina mejor que CULPABLES.
Somos culpables de romper la ley de Dios constantemente, por eso es absurdo creer que podemos ganar el cielo haciendo buenas obras. Por cada buena obra que hacemos, hemos roto la Ley de Dios muchas veces!
Pero Dios no nos ha pedido ganar el cielo por medio de buenas obras — sabe que es inútil. Solo nos pide un sacrificio —el de Cristo: “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Es el abandono de nuestro pecado (arrepentimiento) y la fe en Jesus lo que nos lleva a obtener el perdón y nada mas.
Como en los tiempos antiguos, el altar de Dios esta siempre abierto para todo aquel que necesite perdón, ya sea que ignore su pecado o no…
“Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.”
Campo de Entrenamiento de Jesus 