Aviso Importante «Campo de Entrenamiento de Jesus»

Hola amigos,

Siento mucho no haber podido publicar mi blog la semana pasada debido a una emergencia familiar. Mi madre se puso muy enferma y pasamos varios días en el hospital. El Señor nos mostró que si permanecemos en Él, podemos tener paz en medio de la tormenta. Gracias a Dios, mi madre se está recuperando bien de su cirugía, pero se quedará con nosotros todavia unos días más, y no me sera posible publicar mi blog hasta la próxima semana.

Hasta entonces, sigan confiando en el Señor y pasando tiempo en su Palabra,

Que Dios los bendiga!

Un Día de Celebración!

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Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria. Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca. También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre. Y enseñaba de día en el templo; y de noche, saliendo, se estaba en el monte que se llama de los Olivos. (Lucas 21: 25-37)

Estos son las últimas palabras de Jesús acerca de la destrucción de Jerusalén. En ellas encontramos no sólo una referencia a la destrucción del templo, sino, de acuerdo con la mayoría de los comentarios, también una referencia acerca del final de los tiempos. Por lo tanto, esta parte de la profecía de Jesús es tambien para nosotros.

Señales en el cielo y en el mar aterrorizarían a la gente en la tierra, y Jesús vendría en una nube con poder y gran gloria. Lo que para los judíos era una metáfora de la venganza de Jesús por sus pecados y rechazo, será para nosotros una realidad. El Señor vendra otra vez. Será un momento de redención y alegría para los cristianos. «Cuando estas cosas comiencen a suceder erguíos y levantad vuestra cabeza». Todas las injusticias, todos los dolores, todas las preocupaciones se desvanecerán a la vista de nuestro Salvador. Lo que para el resto del mundo será como una trampa, para los que creemos en Cristo será un día de celebración!

Jesús dijo: «Haz lo que los agricultores hacen, al ver que los árboles están floreciendo, saben que el verano está cerca» y «Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios». Sus declaraciones podrian parecernos demasiado obvias, pero somos tan insensatos que aun existe gente entre nosotros que sigue creyendo a quienes dicen saber cuándo se acabará el mundo. Mi esposo tiene una frase que me ayuda a mantener la calma, «No te preocupes antes de que las cosas sucedan, es una pérdida de tiempo!» El Señor parece estar diciéndonos lo mismo, “¡Espera hasta que VEAS las señales!»

Jesús nos aconsejó, una vez más, no fijar nuestros afectos en este mundo, sino mantenernos firmes en su voluntad, obedeciendo su voz, para que seamos considerados dignos de pertenecer a su reino. ¡Qué alegría será el escuchar a nuestro Señor decir: «Bien, siervo bueno y fiel, en lo poco has sido fiel en lo mucho te pondré. Entra en el gozo de tu Señor. «

Práctica para Hoy

Hare una prioridad todas las cosas que pertenecen a mi vida espiritual: leer las Escrituras, orar a Dios y compartir el evangelio. Dedicare mi vida a obedecer la Palabra de Dios y a servir a los demás. Sere fiel a mi Señor hasta que El venga otra vez.

«No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho. Voy a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez y os tomaré conmigo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. (Juan 14: 1-3)

Una Profecía de la que Nunca Debes Apropiarte (Parte II)

Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella. Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas. Más !!Ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo. Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan. (Lucas 21: 20-24)

Continuaremos hoy con la segunda parte de la profecía de Jesús acerca de la destrucción de Jerusalén.

Señal No. 6: Cuando los judíos vieran la ciudad rodeada de ejércitos, ese sería la señal inequívoca de que había llegado el fin. ¡Como siempre la mejor señal es la más obvia! Sin embargo, esta vez el Señor no vendría a rescatarlos. Su destrucción había sido ordenada por Dios, porque habían despreciado, y dado muerte a su Hijo.

El Señor les aconsejo mantenerse alejados de la ciudad. Los que estuvieran en Judea debían huir a las montañas para salvar sus vidas, y nadie que estuviera fuera debería atreverse a entrar. Sin embargo, en contra de la advertencia de Jesús, y ante la evidencia de estas señales, ¡los judíos procedentes de otras regiones se reunieron en Jerusalén para celebrar la Pascua!  Fue entonces que fueron atrapados y destruidos por los romanos (comentario John Gill).

Nuestro Señor se refirió a estos hechos como «días de retribución». Él no estaba hablando de sufrimiento sin sentido, sino de un castigo divino (RC Sproul). El Señor es paciente, pero de ninguna manera pecado alguno quedará sin castigo. A su tiempo, «todos los pecados recibirán justa retribución» (Hebreos 2: 2).

Cuando Jesús habló de que «todas las cosas que estaban escritas se cumplirían», Él estaba hablando acerca de las varias profecías sobre la destrucción de Jerusalén. Las encontramos en Daniel, Isaías y algunas partes de Deuteronomio.

Jesús estaba preocupado por las mujeres embarazadas y las personas con niños pequeños ya que sería muy difícil huir en esa situación. Muchos de ellas seguramente fueron testigos del asesinato de sus hijos, antes de ser asesinadas ellas mismas por el ejército romano.

Caerían a filo de espada, y serian llevados cautivos a todas las naciones. Más de 1.100.000 judíos fueron asesinados durante la destrucción de Jerusalén. Cuando la ciudad fue tomada, los jóvenes  más bellos fueron capturados como trofeos, los mayores de diecisiete años de edad, fueron enviados a Egipto a trabajar en las minas, y muchos fueron distribuidos por las provincias para ser destruidos en los teatros, por la espada o las bestias. Los que tenían menos de diecisiete años de edad, fueron llevados en cautiverio para ser vendidos, y el número de ellos solamente era noventa y siete mil (Comentario John Gill)

Jerusalén seria hollada por los gentiles hasta que los tiempos de los gentiles se cumplieran. «Esto puede significar el tiempo en que las naciones tuvieran su triunfo sobre Israel, o el momento en que el evangelio fuera predicado a los gentiles, o ambas cosas.» (R.C. Sproul). Cada comentario coincide con la segunda parte de la interpretación de R.C. Sproul. Llegaría el momento en el que el Evangelio sería predicado a los gentiles, entonces los judíos se convertirían al cristianismo y Jerusalén sería reconstruida.

En caso que quieras saber si la cronología de los acontecimientos coincide con la profecía de Jesús, aquí la tienes:

Después de haber profetizado la destrucción de Jerusalén, Jesús murió alrededor del año 31. La persecución de la Iglesia tuvo lugar alrededor del año 64 y la destrucción del Templo ocurrió en el año 70 DC. Esto coincide plenamente con la descripción dada por Jesús, sus discípulos serían perseguidos, y luego vendría la destrucción.

¿Te preguntas por qué Dios nos dio a conocer hechos que no tienen nada que ver con nosotros?

El hecho de que Jesús predijo con exactitud los acontecimientos del futuro nos dice que Él tiene acceso a cosas que sólo le pertenecen a Dios. Él era un profeta y más que eso, porque nunca un profeta dijo ser igual a Dios. Cristo amaba a los judíos y les advirtió de antemano para que pudieran escapar de la destrucción. Él es Santo, y de ninguna manera tolerara que el pecado quede sin castigo.

De la misma manera hoy, Él nos permite tener acceso a su Palabra. En ella nos enseña la manera de reconciliarnos con el Padre y lo que Él requiere de nosotros para que podamos escapar de la destrucción eterna. Que este triste acontecimiento en la vida de los judíos imprima en nuestros corazones la verdad innegable de que Dios es un Dios de amor, pero también un Dios justo, para que le temamos cada dia del resto de nuestras vidas.

Una Profecía de la que Nunca Debes Apropiarte

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Y le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿cuándo será esto? ¿Y qué señal habrá cuando estas cosas estén para suceder? Él entonces dijo: Mirad que no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y: El tiempo está cerca. Más no vayáis en pos de ellos. Y cuando oigáis de guerras y de sediciones, no os alarméis; porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente. Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo. Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre. Y esto os será ocasión para dar testimonio. Proponed en vuestros corazones no pensar antes cómo habéis de responder en vuestra defensa; porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan. Más seréis entregados aun por vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros; y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas. (Lucas 21: 7-19)

Dado que este es un pasaje difícil, lo que te ofrezco aquí no es mi interpretación, aunque estoy totalmente de acuerdo con ella. He consultado al menos cinco comentarios bíblicos, notas de pastores acreditados y blogs acerca de historia. La primera cosa que necesitas saber acerca de esta profecía es que, aunque muchos creen que se relaciona con el fin del mundo, no es así. Los discípulos de Jesús simplemente le preguntaron cuando la destrucción del templo se llevaría a cabo, y esta profecía es la respuesta a su pregunta. Por lo tanto, si alguna vez quieres saber cómo o cuándo se acabará el mundo, por favor no uses estas señales como tu guía, porque ¡podrías llegar a sentirte muy estresado de hacer ese viaje a Jerusalén con los miembros de tu Iglesia!

Jesús les dio muchas señales a las cuales debían poner atención para saber exactamente cuándo se llevaría a cabo la destrucción del templo:

Señal No. 1: Falsos Mesías aparecerían tratando de ganar adeptos. NO debían prestarles atención.

Señal No. 2: Sediciones y guerras tendrían lugar, pero la destrucción NO estaba cerca. Debían mantener la calma. Bajo Cureanus el gobernador romano, una sedición se levantó el día de la Pascua, en la que murieron veinte mil, después de esto, en otro tumulto, diez mil fueron destruidos por los degolladores: en Ascalon dos mil más, en Tolemaida dos mil, en Alejandría cincuenta mil, diez mil en Damasco, y gran número en otro lugar. Hubo también gran consternación y alboroto entre los judíos al saber que el emperador romano quería poner su imagen en el templo. (Comentario de John Gill)

Señal No.3: Habría grandes terremotos, hambres, pestes, terror y grandes señales del cielo. Los principales terremotos ocurridos entre esta profecía y la destrucción de Jerusalén [año 70], fueron: (1) un gran terremoto en Creta, AD 46 ó 47, (2) uno en Roma, el día en que Nero asumió la toga real, AD 51, (3) una en Apamaea en Frigia, mencionado por Tácito, AD 53, (4) una en Laodicea en Frigia, AD 60, (5) uno en Campania. Flavio Josefo, un historiador y testigo presencial de los hechos que rodearon la destrucción de Jerusalén, describe un terremoto en Judea de tal magnitud «que la constitución del universo fue alterada por la destrucción de los hombres.” – (Americanvision.org)

Señal No. 4: Antes de que sucedieran estas cosas, los discípulos de Jesús serán perseguidos y encarcelados. Serían llevados ante reyes y gobernantes. Esta parte se refiere a la persecución de la Iglesia, que se encuentra en el libro de los Hechos. Jesús prometió darles sabiduría para responder a las autoridades. No habría necesidad de que ellos preparar discursos, dependerían solo de Dios. Vemos esta promesa cumplida en la predicación de los discípulos de Jesús. Esteban, Pedro y Pablo son un buen ejemplo de lo que Dios puede hacer con un discípulo que conoce las Escrituras, y depende de Dios.

Señal No. 5: Sus propios parientes y amigos los entregarían a las autoridades. Serían odiados por el mundo. Los discípulos de Jesús se convirtieron en un espectáculo para el mundo (1 Corintios 4: 9). De hecho, todos ellos fueron muertos a excepción del apóstol Juan. ¡Así de grande era el odio del mundo por ellos!

En medio de esta profecía, Jesús les dijo algo que podría parecer contradictorio, pero no lo es. «Ni un cabello de vuestra cabeza perecerá». Jesús no estaba diciendo que no iban a morir, pues de hecho muchos de ellos murieron, sino que nadie les quitaría la vida a menos que fuera Su voluntad.

Hasta que volvamos a encontrarnos, recuerda esto: Jesús tiene nuestras vidas en Sus manos, Su soberanía reina sobre cualquier poder o autoridad en la tierra y más allá. Sin importar lo que el futuro nos depare o que tan graves las noticias puedan ser, nuestro Señor es siempre la autoridad final, el dueño, protector y sustentador de nuestras vidas.

Una Profecia Acerca de Ti

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Y a unos que hablaban de que el templo estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas votivas, dijo: “En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra, que no sea destruida.» (Lucas 21: 5-6)

¿Cuántas penas podríamos evitarnos a nosotros mismos si conociéramos nuestro futuro. Imagina tener un amigo que a cada paso del camino pudiera predecir tu futuro. «No vayas a trabajar hoy por ese camino, tendrás un accidente», podría decirte. Entonces, tomarías una ruta diferente y te ahorrarías un dolor. «No te cases con esa mujer, no es la mejor para ti», te diría, y tú te olvidarías de ella, para encontrar al amor de tu vida. ¿No sería genial estar cerca de una persona así?

Jesús no sólo profetizó la destrucción del templo, sino también la muerte y resurrección de Lázaro, su propia muerte, la traición de Judas, el abandono de sus amigos en el día de su arresto, y mucho más, pero, ¿sabes que también profetizó acerca de ti?

El Señor Jesús enseñó a su discípulo, Juan, las cosas que habían de suceder, para que pudieras estar preparado.

«Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él, de cuya presencia la tierra y el cielo huyeron. Y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios, y los libros fueron abiertos. Y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida. Y los muertos fueron juzgados según sus obras, por las cosas que estaban escritas en los libros.

Y el mar entregó los muertos que estaban en él, y la Muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos. Y fueron juzgados, cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego».

Juan nos vio en el Día del Juicio de pie delante del trono de Dios, listos para ser juzgados según nuestras obras. Los que no se encontraron en el Libro de la Vida fueron arrojados al lago de fuego. Si comprendemos que todas las predicciones hecha por Jesús se cumplieron, sabemos que ésta no será la excepción. ¿Estás ya haciendo arreglos para presentarte delante de Dios sin mancha?

Pudieras decir: «¿Quién podrá estar delante de Dios, y no ser culpable de algo?» Nadie. Sin embargo, el Señor Jesús ofreció su vida en lugar de la nuestra, para que podamos ser justificados por su muerte, y ser contados como justos en el Día del Juicio. Sólo tenemos que arrepentirnos, confiar en El y empezar a vivir una vida que honre a Dios.

Al igual que el amigo de mi ejemplo, Jesús nos advierte que el camino que estamos caminando conduce a la destrucción. Porque nos ama, nos aconseja dar vuelta y salvarnos! ¿Confiarás en este profeta infalible, o estarás entre aquellos cuyos nombres no se encontraron en el Libro de la Vida? Ni siquiera corras el riesgo. Hay mucho en juego!

«Hay camino que al hombre parece derecho, pero su fin es camino de muerte.» (Proverbios 16: 25)

«EL CIELO Y LA TIERRA PASARÁN, PERO MIS PALABRAS NO PASARÁN» – JESÚS

Da Todo

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Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas. Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos blancas. Y dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos. Porque todos aquéllos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía. (Lucas 21: 1-4)

Es interesante el contraste expresado aquí por el Maestro. Mientras que algunos hombres ricos dieron a Dios de su abundancia, una pobre viuda dio a Dios todo lo que tenía para su supervivencia. No se nos dice la cantidad de dinero que los ricos dieron, pero era sin duda mucho más de lo que dio la viuda. Sin embargo, el Señor se refiere a la ofrenda de la viuda como la mayor ofrenda. ¿Por qué?

La ofrenda de la viuda pobre era más que un regalo para Dios. Era una declaración de su fe en El. Era una declaración de dependencia total en Su amor, una entrega total a su voluntad sobre ella. Si el Señor decidía no darle algo a cambio, ella pasaría hambre, porque eso era todo lo que tenía. Estaba dispuesta a sufrir por amor a Dios, a esperar en el Señor con fe, y a abandonar todo  vestigio de autosuficiencia. Ella confiaba en Dios completamente. ¡Cuán preciosa es a los ojos de Dios nuestra total dependencia y confianza en El! Tanto así, que la pequeña ofrenda de esta mujer contó para Dios como el mayor regalo recibido.

Amo al Señor, pero yo no soy una persona de gran fe. Probablemente sería muy difícil para mí si cada centavo fuera quitado de mí o mi familia. Esta mujer no tenía nada, absolutamente nada a que aferrarse en su miseria. Ni siquiera tenía un marido en quien apoyarse en este momento de necesidad.

¿Cuántas veces nos apoyamos en los demás en lugar de apoyarnos en Dios? Confiamos en nuestras tarjetas de crédito, dinero, amigos, nuestros trabajos, nuestro cónyuge o nuestros padres para sacarnos de un apuro. Algunas personas confían en que cuando sean ya demasiado viejos para mantenerse a sí mismos, sus hijos cuidaran de ellos. Estamos constantemente substituyendo una fe pura en Dios, por nuestra confianza en algo o en alguien más. Este pudiera ser un buen momento para dejar de lado todo lo demas, y empezar a confiar en Dios.

Señor: Perdóname por poner mi confianza en otras cosas en lugar de confiar completamente en tu amor y tu gracia. Perdóname por no poner en tus manos mis preocupaciones de cada día. Cambia mi corazón y hazme tan dependiente como esta pobre mujer, cuya única esperanza estaba en ti.

Combatiendo el Adormecimiento de Nuestra Conciencia

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Y oyéndole todo el pueblo, dijo a sus discípulos: Guardaos de los escribas, que gustan de andar con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas; que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones; éstos recibirán mayor condenación. (Lucas 20: 45-47).

Siempre me fascina cómo el Señor se enfrenta el pecado. A la vista de todo el pueblo, incluyendo los escribas y fariseos, quienes eran los objetos de su reproche, Jesús denunció su hipocresía religiosa. Los fariseos amaban el orar en voz alta, dar caridad a los pobres frente a la multitud, y ser reconocidos y admirados. «Estos», dijo el Señor «recibirán mayor condenación.»

¿Cómo afrontas tú el pecado? En mi familia, mis padres tenían la idea equivocada de que si alguno de nuestros hijos se portaba mal no era porque eran desobedientes o irrespetuosos. Para sus abuelos el problema siempre provenía de una fuente diferente a ellos, los niños estaban cansados, con sueño o hambre, pero nunca era su culpa.

¿Estás familiarizado con esta idea? Si alguien mata a otra persona, nos dicen que el asesino no era malo, sino que estaba mentalmente perturbado. Si alguien comete adulterio, nunca aceptara que ha roto  la ley de Dios y ha cometido adulterio, “lo que en verdad sucedió”, nos dirá es que ¡por fin ha encontrado el verdadero amor! «Todos cometemos errores», decimos, cuando podríamos decir con toda razón: «todos somos pecadores.» La Biblia nos dice que los que llaman bueno a lo malo y malo a lo bueno sufrirán, y eso debería ser suficiente para mantenernos alejados de los puntos de vista de este mundo (Isaías 5: 20).

Jesús nunca encubrió la verdad acerca de nuestra naturaleza. Debido a que Él era Dios, podía y puede ver a través de nuestras buenas obras, directamente a las intenciones de nuestro corazón. El siempre sabrá porque haces lo que haces, tanto come sabe la razón de todo lo que yo hago.

La Biblia nos dice que “no hay cosa creada oculta a su vista, sino que todas las cosas están al descubierto y desnudas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.” Por lo tanto, vivamos todos los días con una conciencia limpia delante de Dios.

Llamémosle pecado a toda forma de maldad, porque lo es, y enseñemos a nuestros hijos a discernir aquello que ofende a Dios y rechazarlo.

Cultivemos una visión acerca de la maldad como la de nuestro Señor, quien denunció el pecado abiertamente y sin rodeos; y ya que nosotros no somos perfectos, hagámoslo de una manera que edifique e instruya a otros.

La exposición constante a actividades pecaminosas tiende a adormecer nuestra conciencia, evitando que seamos capaces de reconocer el pecado por lo que es, no sólo en aquellos que nos rodean, ¡sino en nuestras propias vidas!

Practica para Hoy

Haz una disciplina en tu vida el reconocer el pecado en lo que ves y oyes a través de los medios de comunicación. Te sorprenderás al descubrir que antes de que tu programa favorito de televisión termine, ¡habrás visto a los personajes romper todos y cada uno de los mandamientos de Dios!  Después de analizar lo que ves, probablemente ya no disfrutaras tanto de dichos programas, pero eso está bien, se llama santificación, y es algo bueno.

«Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor.  No toquéis lo inmundo, y yo os recibiré «» Y seré a vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso. «(2 Corintios 6: 17:18)

Jesús Tiene Una Pregunta Para Tí

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Entonces él les dijo: ¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David? Pues el mismo David dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor a mi Señor; siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. David, pues, le llama Señor; ¿cómo entonces es su hijo? (Lucas 20: 41-44)

Los religiosos habían tratado de hacer tropezar a Jesús, sin éxito. Cada vez que lo desafiaban con una pregunta, el los asombraba con sus respuestas! Ahora era el turno de Jesús. No encontramos a nuestro Maestro haciendo preguntas frecuentemente, pero cuando lo hace es para ensenarnos algo muy importante. La respuestas a sus preguntas siempre nos guían hacia El..

Jesús les preguntó: «¿Cómo es que David llama Señor a su descendiente?» Pareciera estar preguntando: «¿No entienden que yo soy Dios?” Los judíos tenían algunas ideas preconcebidas acerca del Mesías y Jesús desafió cada una de ellas. Aunque parte de las suposiciones de los judíos eran acertadas, por la mayor parte eran erróneas. Ellos esperaban que Jesús fuera su líder político, y él era su líder, pero no en el aspecto político. Ellos esperaban que Jesús los liberase de sus opresores, y Jesús vino a darles libertad, pero libertad del poder del pecado, no de Roma. No esperaban que Jesús sufriera y muriera, a pesar de haber leído tantas profecías al respecto, pero su verdadera misión era sufrir y morir por nuestros pecados. Esperaban que Él fuera descendiente de David y lo era, pero ellos pasaron por alto lo más importante acerca de Él. Jesús era el Hijo de Dios, es por eso que David le llama “Señor» por revelación del Espíritu Santo.

¿Cómo es que los judíos pudieron pasar por alto lo más importante acerca de Jesús?

Bueno, ellos no son los únicos que lo han hecho. En el presente, dependiendo de la religión que uno profese, Cristo podría ser considerado pariente de Satanás o el Santo de Dios. Podría ser sólo un profeta o el Señor del Universo. Él pudiera ser considerado un ángel o El Dios Todopoderoso. Él puede ser tu Señor y Salvador, o ¡una pequeña escultura, sin vida, que adorna tu hogar!

¿Quién es Jesús para ti? Las Escrituras son muy claras acerca de quién es Él. Jesús es el Creador del Universo, quien al lado del Padre y el Espíritu Santo, puso cada estrella en su lugar. Él es quien infundió en Adán aliento de vida, y te formó a ti en el vientre de tu madre. Él es el Mesías prometido por Dios, el redentor de tu alma, quien a través de su muerte pagó en su totalidad la pena por tus pecados al Padre. Él es el Señor del universo, la sabiduría de Dios, el Todopoderoso, el Santo y amado Hijo del Altisimo.

Los judíos dijeron estar esperando al Mesías. No cabe duda de que tenían convicciones sobre lo que iban a hacer cuando lo encontraran- ellos lo seguirían. Pensaban que estaban preparados para su llegada, pero cuando Jesús se presentó ante ellos, no estaban listos. Sus corazones estaban endurecidos por el pecado y el orgullo.

¿Qué te impide hoy seguir al Hijo de Dios? ¿Son tus ideas preconcebidas acerca de Jesús mucho más fuertes que la evidencia bíblica? ¿Es el orgullo o el pecado lo que te impide obtener libertad espiritual? Si Jesús hablara hoy a tu corazón, ¿estarías dispuesto a seguirlo?

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”  (Isaías 9: 6).

Cuando Dios Ha Hablado, ¿Que Necesidad hay de Testimonio Humano?

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Llegando entonces algunos de los saduceos, los cuales niegan haber resurrección, le preguntaron, diciendo: Maestro, Moisés nos escribió: Si el hermano de alguno muriere teniendo mujer, y no dejare hijos, que su hermano se case con ella, y levante descendencia a su hermano. Hubo, pues, siete hermanos; y el primero tomó esposa, y murió sin hijos. Y la tomó el segundo, el cual también murió sin hijos. La tomó el tercero, y así todos los siete, y murieron sin dejar descendencia. Finalmente murió también la mujer. En la resurrección, pues, ¿de cuál de ellos será mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer? Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, y se dan en casamiento; mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento. Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección. Pero en cuanto a que los muertos han de resucitar, aun Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven. Respondiéndole algunos de los escribas, dijeron: Maestro, bien has dicho. (Lucas 20: 27-39)

Jesús había sido interrogado acerca de su propia autoridad, y sobre la autoridad del César, ahora, los saduceos  le lanzaban un desafío, o al menos eso creían. Esta era una pregunta que de ninguna forma podía ser contestada satisfactoriamente, «si una mujer había estado casada con 7 hermanos, de quien sería esposa en la resurrección? Dado que los saduceos no creían en la resurrección de los muertos, su pregunta probablemente implicaba que no sólo negaban la posibilidad de una resurrección corporal, sino también la continuidad del alma después de la muerte física. Jesús, que tiene todo conocimiento sobre cosas espirituales, señaló en ellos dos faltas: eran ignorantes de las Escrituras y, como resultado, eran ignorantes del poder de Dios.

En el cielo las personas no se casan, ni se comprometen para casarse.

El comentario de Matthew Henry señala el propósito principal del matrimonio en este mundo: perpetrar la vida. Así como muchos mueren cada día, muchos más nacen para perpetrar la raza humana. No hay necesidad de esto en el cielo, porque en el cielo nadie muere! Por lo tanto, la idea de que las personas se casan en el cielo o forman familias es completamente absurda. Es innecesario! Además, mientras vivimos en nuestro cuerpo físico estamos sujetos a pasiones que ya no poseeremos en la eternidad. Seremos como los ángeles del cielo, cuyo único propósito es alabar a Dios y servirle. No hay manera de que alguien en la presencia de Dios y contemplando su gloria sienta pasión por alguien o algo más que Él. Su belleza desvanecerá toda pasión humana en nosotros.

El pueblo de Dios vive después de la muerte física

Cuando Dios habló a Moisés en la zarza ardiente, Él se llamó a sí mismo el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, pero estos hombres estaban muertos! Por lo tanto, cuando Dios habló de ellos como personas que estaban vivas, es porque lo estaban.

Cada creyente que ha muerto en el pasado, está vivo hoy. No podemos verlos, pero podemos estar seguros de esto, porque Dios lo ha revelado en su Palabra. Nada es imposible para Dios. Él posee un poder infinito. Este es un hecho que los saduceos ignoraban, debido a su escaso conocimiento de las Escrituras.

Este pasaje arroja por tierra la idea del matrimonio póstumo practicado por los mormones, y hace completamente innecesario cualquier libro sobre experiencias cercanas a la muerte, donde los autores testifican que han experimentado el cielo. Cuando Dios nos ha asegurado que existe la vida eterna, qué necesidad hay de testimonio humano?

Practica para Hoy

No pondré mi confianza en enseñanzas humanas, sino en la Palabra de Dios, cuya sabiduría es suficiente y cuyo conocimiento es infinito.

¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso» (Romanos 3: 3-4A).