Y le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿cuándo será esto? ¿Y qué señal habrá cuando estas cosas estén para suceder? Él entonces dijo: Mirad que no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y: El tiempo está cerca. Más no vayáis en pos de ellos. Y cuando oigáis de guerras y de sediciones, no os alarméis; porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente. Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo. Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre. Y esto os será ocasión para dar testimonio. Proponed en vuestros corazones no pensar antes cómo habéis de responder en vuestra defensa; porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan. Más seréis entregados aun por vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros; y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas. (Lucas 21: 7-19)
Dado que este es un pasaje difícil, lo que te ofrezco aquí no es mi interpretación, aunque estoy totalmente de acuerdo con ella. He consultado al menos cinco comentarios bíblicos, notas de pastores acreditados y blogs acerca de historia. La primera cosa que necesitas saber acerca de esta profecía es que, aunque muchos creen que se relaciona con el fin del mundo, no es así. Los discípulos de Jesús simplemente le preguntaron cuando la destrucción del templo se llevaría a cabo, y esta profecía es la respuesta a su pregunta. Por lo tanto, si alguna vez quieres saber cómo o cuándo se acabará el mundo, por favor no uses estas señales como tu guía, porque ¡podrías llegar a sentirte muy estresado de hacer ese viaje a Jerusalén con los miembros de tu Iglesia!
Jesús les dio muchas señales a las cuales debían poner atención para saber exactamente cuándo se llevaría a cabo la destrucción del templo:
Señal No. 1: Falsos Mesías aparecerían tratando de ganar adeptos. NO debían prestarles atención.
Señal No. 2: Sediciones y guerras tendrían lugar, pero la destrucción NO estaba cerca. Debían mantener la calma. Bajo Cureanus el gobernador romano, una sedición se levantó el día de la Pascua, en la que murieron veinte mil, después de esto, en otro tumulto, diez mil fueron destruidos por los degolladores: en Ascalon dos mil más, en Tolemaida dos mil, en Alejandría cincuenta mil, diez mil en Damasco, y gran número en otro lugar. Hubo también gran consternación y alboroto entre los judíos al saber que el emperador romano quería poner su imagen en el templo. (Comentario de John Gill)
Señal No.3: Habría grandes terremotos, hambres, pestes, terror y grandes señales del cielo. Los principales terremotos ocurridos entre esta profecía y la destrucción de Jerusalén [año 70], fueron: (1) un gran terremoto en Creta, AD 46 ó 47, (2) uno en Roma, el día en que Nero asumió la toga real, AD 51, (3) una en Apamaea en Frigia, mencionado por Tácito, AD 53, (4) una en Laodicea en Frigia, AD 60, (5) uno en Campania. Flavio Josefo, un historiador y testigo presencial de los hechos que rodearon la destrucción de Jerusalén, describe un terremoto en Judea de tal magnitud «que la constitución del universo fue alterada por la destrucción de los hombres.” – (Americanvision.org)
Señal No. 4: Antes de que sucedieran estas cosas, los discípulos de Jesús serán perseguidos y encarcelados. Serían llevados ante reyes y gobernantes. Esta parte se refiere a la persecución de la Iglesia, que se encuentra en el libro de los Hechos. Jesús prometió darles sabiduría para responder a las autoridades. No habría necesidad de que ellos preparar discursos, dependerían solo de Dios. Vemos esta promesa cumplida en la predicación de los discípulos de Jesús. Esteban, Pedro y Pablo son un buen ejemplo de lo que Dios puede hacer con un discípulo que conoce las Escrituras, y depende de Dios.
Señal No. 5: Sus propios parientes y amigos los entregarían a las autoridades. Serían odiados por el mundo. Los discípulos de Jesús se convirtieron en un espectáculo para el mundo (1 Corintios 4: 9). De hecho, todos ellos fueron muertos a excepción del apóstol Juan. ¡Así de grande era el odio del mundo por ellos!
En medio de esta profecía, Jesús les dijo algo que podría parecer contradictorio, pero no lo es. «Ni un cabello de vuestra cabeza perecerá». Jesús no estaba diciendo que no iban a morir, pues de hecho muchos de ellos murieron, sino que nadie les quitaría la vida a menos que fuera Su voluntad.
Hasta que volvamos a encontrarnos, recuerda esto: Jesús tiene nuestras vidas en Sus manos, Su soberanía reina sobre cualquier poder o autoridad en la tierra y más allá. Sin importar lo que el futuro nos depare o que tan graves las noticias puedan ser, nuestro Señor es siempre la autoridad final, el dueño, protector y sustentador de nuestras vidas.