Al contemplar mi jardín desde la ventana, las bellas rosas llenan mi corazón de alegría, pero eso no es lo más especial acerca de mi jardín. Lo mejor que yo tengo en mi jardín es algo que me recuerda que en alguna parte, en otro lugar, hay alguien que me ama.
Ese objeto tan especial es una banca, una banca colgante. Mi hermano, quien trabaja como carpintero la hizo el mismo y la colgó de un árbol en su jardín. Me encantó desde la primera vez que la vi y le pedí que nos vendiera una igual. El sonrío y me dijo: “puedes llevártela si te gusta.” Me pareció demasiado egoísta aceptar un regalo así, después de todo él la hizo para su familia. Le ofrecí nuevamente pagar por ella, pero rehusó mi oferta diciendo, “quiero que te quedes con ella.”
Mi esposo y yo hemos disfrutado muchos momentos agradables meciéndonos en esa banca desde entonces. Se ha convertido en nuestro lugar especial. El lugar en donde nos relajamos, disfrutamos de nuestra mutua compañía y hablamos sobre como nos fue durante el día. Pero a pesar de cuanto disfrutamos nuestra banca, lo que mas importa es lo que representa: el amor de mi hermano por nosotros.
Al mirar esa banca, no puedo sino pensar en la cruz de Cristo, ese objeto precioso que trae a nuestra mente nuestra verdadera identidad y cuan increíblemente amados somos por Dios.
A través de la cruz Dios nos recuerda lo que fuimos y lo que eso representó para Cristo. Eramos pecadores perdidos, amadores de lo malo, enemigos de Dios. Nuestro pecado es lo que ultimadamente clavó a Cristo a esa cruz.
A través de la cruz se nos recuerda lo que somos ahora: nuevas criaturas, salvadas por gracia, perdonados, hijos de Dios.
También apunta a nuestro destino. No es interesante que la cruz apunta al cielo? Estamos en este mundo, pero no pertenecemos a él. Nuestro hogar está allá arriba, donde esta nuestro Señor y Salvador.
Pensar en la cruz de Cristo me hace sentir amada y aceptada, no importa lo que he sido, no importan mis luchas presentes ni mis fracasos, no importa cuan inadecuada me sienta para ser una ciudadana del cielo. Ella me recuerda una y otra vez que en alguna parte, en otro lugar, hay alguien que me ama…