Cristo: la Meta de Nuestras Vidas

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El fin de todo cristiano es Cristo. Parecernos a El es nuestra meta. Ironicamente, la mayoria lo hemos olvidado, o no parecemos haberlo entendido. Lejos de amoldarnos a Cristo, tratamos constantemente de amoldar a Dios a nosotros. Creemos que es El quien debe adaptarse a nuestras ideas y pensamientos, acompañarnos en nuestros planes y traer bendicion a todo lo que emprendemos.

Pretendemos hacer entrar a Dios en el molde de nuestras vidas, sin comprender que somos nosotros quienes somos llamados a cambiar de forma y amoldarnos a Su voluntad. Es solo cuando comprendemos que El es el molde y nosotros el contenido que tomara forma en El, que seremos capaces de producir fruto…

Estas furiosa con tu esposo? Ora a Dios y deja que sea Su Espiritu el que guie tus palabras para expresar lo que sientes.

Quisieras perdonar pero parece imposible? Deja que Jesus te muestre a traves de la historia de la mujer adultera, la grandeza y gloria del perdon divino…e imitalo.

Tiendes a contestar mentiras cuando te sientes atrapado? Recuerda ser santo por que El es Santo.

Muere, toma la tu cruz cada dia a lo que tu piensas, a lo que tu quieres, a lo que tu harias, para tomar la forma de tu Dios. Porque es necesario que tu y yo menguemos, pero que El crezca…

Deseando Ser Como Cristo

No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado; y a nadie saludéis por el camino. En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa. Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros. Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario. No os paséis de casa en casa. En cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que os pongan delante;  y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios. Mas en cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, saliendo por sus calles, decid: Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros. Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros. Y os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma, que para aquella ciudad. (Lucas 10: 4-12)

Hemos aprendido que es bueno pedir al Señor que envié obreros a  predicar el Evangelio, entendiendo que si el Señor nos llama a nosotros, debemos ser los primeros en responder a esta necesidad; que el Señor quiere que dependamos sólo de El para nuestra seguridad y necesidades;  y que tenemos que ser precavidos con los incrédulos agresivos, pero ¿cómo deberíamos actuar hacia ellos?

«Sed prudentes como serpientes.” ¿Has visto a algún cristiano explicar el Evangelio a alguien que ni siquiera está prestándole atención? Yo sí, y es interesante cómo en nuestro afán por salvar a otros, ¡podemos ser tan despistados!  El Señor nos dice: «Sean sabios, actúen con inteligencia, sepan cuando hay que hablar y cuando es bueno permanecer callados y esperar, como la serpiente, el momento más oportuno.

«Sed sencillos como palomas.» Si has estado en un lugar lleno de palomas, como una plaza, sabrás que estas pacíficas aves nunca se imponen a nadie, y si alguien corre hacia ellas simplemente se van. Jesús tenía la misma actitud inofensiva. Cada vez que alguien no aceptaba su mensaje, El simplemente seguía su camino y nos aconseja hacer lo mismo: cuando alguien no reciba nuestro mensaje acerca de Cristo, como sencillas palomas, deberíamos seguir nuestro camino.

Finalmente, Jesús les dijo a sus discípulos que se adaptaran a las personas y circunstancias; que fueran amables en su saludo; que permanecieran donde los recibieran y comieran lo que  se les ofreciera. «No vayan de casa en casa», dijo el Señor, tratando de hacerles comprender que debían adaptarse, y no tratar de hacer las cosas a su manera.

Ser humildes, obedientes, dispuestos, sabios, sencillos, adaptables, sin pretensiones y dependientes de Jesús es nuestra meta. Y aunque no podemos ser así de perfectos, siempre existe el recurso de la oración y la resolución del corazón a ser conformados a lo que Cristo requiere de nosotros.

Practica para Hoy

Pediré a Jesús que me haga más semejante a El cada vez.

“En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.” (Salmos 17: 15)

Enfocándonos en nosotros mismos

«No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.»

 «Y les decía una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro. ¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en el ojo tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano.» (Lucas 6:37-42)

La meta de todo cristiano es ser como Jesús. Esta meta es alcanzable de acuerdo a este versículo. «Todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro.» Las palabras de aliento de Cristo  vienen con su consejo acerca de que evitar y qué buscar.

Debemos evitar hacer el papel de Dios. Sólo Dios conoce las intenciones del corazón. No está bien creer que nosotros sabemos cuáles son las intenciones de los demás. Cada vez que vemos a alguien comportarse en forma indeseable y tratamos de adivinar sus intenciones, declarándolos culpables, estamos tratando de hacer el trabajo de Dios. Esto no quiere decir que vamos a aprobar todo lo que hacen los demás, ni tolerar el pecado. Hay varios pasajes en los que Dios nos dice que tenemos que discernir y no participar en pecados ajenos.

Perdonar a los demás y darles, sobre todo gracia y misericordia, es la forma más segura de conducirnos. Nuestra respuesta hacia los demás determinará la respuesta de Dios hacia nosotros: seremos  perdonados, se nos dará en abundancia, y vamos a recibir misericordia del Señor.

Es bueno querer ayudar a otros a verse como son, y ayudarles a mejorar, pero sólo cuando estamos en condiciones de hacerlo. ¿Cómo debemos prepararnos para ayudar a los demás? Mediante el perfeccionamiento de nosotros mismos. Cuanto más parecidos seamos a Cristo, mejor preparados estaremos para ayudar a otros a ser semejantes a El también.

Practica para Hoy

Pediré a mi Señor que me ayude a ver a los demás como Él los ve, y a tratarlos de la manera que El lo hace, con amor y misericordia. Voy a evitar el tratar de adivinar sus intenciones. Voy a centrarme en mí mismo y a buscar el llegar a ser como Jesús.

Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti,
Oh Jehová, roca mía, y redentor mío. (Salmos 19:14)  He resuelto que mi boca no haga transgresión. (Salmos 17:3)